Recuerdo que mi padre me repetía, cuando venía a cuento, una frasecita que de niño yo no le sacaba más provecho que lo paradójica que me parecía: lo que quita el frío, quita el calor.
La idea, que no funciona siempre al cien por
cien, tiene mucho de verdad. El plumaje de un ganso lo protege del frío y
también del calor extremo. Tampoco
aconsejo yo ir todo envuelto en un edredón de plumas en plena ola de calor.
Con ese efecto de aislante y por 150 euritos nos han puesto en el mercado un invento que promete. Una manta, hecha con geles y sustancias, claramente artificiales, que extrae el calor del cuerpo y no deja pasar el que hay fuera.
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Esto me recuerda a cuando estuve en Egipto.
No había manera que entrara en mi cabeza que para calmar la sed y el calor lo
mejor era un buen té, calentito. Y funcionaba, pero apetecer no apetecía en
absoluto. Por eso trago viene y trago va de agua muy fría, y a seguir sudando y
rezando porque mis tripas no reaccionaran ante tal contraste, y las plegarias
no sirvieron para nada. Reaccionaron, malamente.
Este invento manta apetecer, no apetece,
pero si te deja la noche plácida, pues habrá que intentarlo.
Nos la pondremos para dormir la siesta que
comentábamos ayer. Y los que padezcan insomnio que lean el blog mientras y
guarden algo para la noche, de sueño, no del blog.
Práctico invento que tiene en esas sustancias que componen la manta la clave de todo. No me fiaría yo mucho porque el calor que extraen del cuerpo pueden saturarlas si se suda mucho. Pero "cosas veredes"...
ResponderEliminarHay que probar, sería estupendo pasar una noche de verano sin sudar. Gracias
ResponderEliminarGran invento, que es fácil que yo no tenga en cuenta, gracias a mi facilidad para dormir cuando hace calor. Pero si funciona adelante, no hay nada mejor que unas horas de sueño relajado.
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