Lo que algunos darán como buena noticia, en realidad, no es
más un aviso preocupante de que algo está pasando con nuestra Naturaleza. Y no
nos hagamos los nuevos porque lo sabemos de sobra.
Bien sea por el cambio climático, por el uso de insecticidas
o por la utilización de plaguicidas y herbicidas, el hecho es que la población
de insectos disminuye. Y no hay que alegrarse por ello.
Aunque, también es verdad, que los hay que celebran las subidas de temperaturas, de forma anormal, en invierno para así no pagar tanto en la factura de la luz.
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Pero la factura que se nos está preparando es otra muy
distinta y que cuando nos llegué no podremos afrontarla ni siquiera con dinero.
Si una diversidad tan esencial como los insectos se
desploma, todas las cadenas tróficas están en peligro y, tarde o temprano, nos
llegará a nosotros, que, por otro lado, somos los únicos culpables.
Os dejo un estudio hecho en la Gran Bretaña, el país con
mayores alteraciones en su espacio natural en los últimos años. No lo perdáis.