10/08/2024

SEGUNDA SEMANA DE AGOSTO

 


EL RELATO DE AGOSTO. TRINITORUM 1

 

CANITO                                                                                            ANTONIO LLOP

Trini se disponía a bajar a la piscina desde su despacho de dirección en la planta alta del hotel Trinitorum. No se fiaba mucho del criterio de su hermano Miguel, que estaba seleccionando el puesto de socorrista. Y, ¿por qué no?, tampoco quería perderse la oportunidad de ver a un ramillete de jóvenes del lugar en bañador. Sin embargo, se entretuvo con una llamada telefónica de última hora y bajó más tarde de lo previsto.

Cuando entró en el recinto, Macarena, una sevillana que llevaba viviendo cinco años en Finlandia, contratada como intérprete y secretaria, se apresuró a informarla:

-Don Miguel no está. Ha tenido que salir a la capital para resolver unos asuntos urgentes. Pero ya ha entrevistado a todos los candidatos.

-No te preocupes, Maca. Solo he bajado a tomar el aire.

Pasó revista a los aspirantes que aún guardaban una fila más o menos ordenada. Todos mozos rubios y fornidos, con culotes apretados, excepto uno enclenque con un meyba modelo Fraga Iribarne que aparentaba más edad que los demás. La directora preguntó a la simpática andaluza la identidad de tan pintoresco personaje.

-Pues es el que más posibilidades tiene de ser elegido –contestó-. Mi jefe valora mucho la experiencia, y ese parece ser que lleva casi diez años de vigilante de playa en Malibú.

-¿Ése?- preguntó incrédula Trini.

Se acercó a él y le dio un pálpito, como si le conociera de algo. Pero rápidamente los ojos se le fueron hacia los mocetones finlandeses.

No obstante le pidió a la secretaria de su hermano que le dejara ver la ficha del “tirillas”. En la entrevista Miguel, al enterarse de la playa donde había ejercido su labor de socorrista el candidato, le había preguntado si conocía a Pamela Anderson. Le contestó que, ahora de madura, tenía un chiringuito cerca de su puesto de socorro. Que ya no se ponía el bikini porque la silicona se le había descolocado en los sitios donde antes lucía voluptuosidad. Pero que aún conservaba una cara bonita, sin apenas arrugas. Cuando Trini leyó el nombre del trolero, al lado del cual su hermano mayor había puesto una crucecita de preferencia dio un respingo: “¡Francisco Cano!”. Además vio la fotografía que había adjuntado a su currículo con diez o quince años menos.

-¡Coño! ¡Y tanto que le conozco! –exclamó.

Desde que fue agraciada con la herencia de los tres millones de euros y sobre todo desde que adquirió el hotel, procuraba refinarse para afrontar su nuevo estatus. Incluso contrató a una profesora de protocolo. Pero en cuanto se emocionaba, como en aquel momento, salía a relucir su lenguaje barriobajero. Lo cual solo provocó un golpe de risa espontánea en Macarena.

Trini se acercó al delgaducho haciendo como si leyese su ficha al descuido:

-Francisco Cano… Dice usted que su piel dorada es debida al sol californiano…

Acto seguido cambió el tono y le espetó:

-¡No me jodas, Canito! Tu piel morena no es por el sol de California, es por la costra poligonera que tenemos todos los de Orcasitas. ¿Me recuerdas?

-Pues, no caigo. Solo sé que usted es doña Trinidad, la directora.

-Vamos, Canito, no te hagas el fino conmigo. Como todos los del barrio sabes que Miguel era muy aficionado a la serie “Los Vigilantes de la Playa”, y te has inventado esa trola para que te contrate. Si él no te ha reconocido, a mí no me la das.

-Creo que usted me confunde, señora.

-Ah, ¿sí? ¿Tú no eres el hijo de la señora Antonia, la frutera, que un día nos invitaste con tu amigo Javi a mi amiga Cris y a mí a bañarnos en la charca del Tío Quico? Claro, vosotros pensabais que nos ibais a meter mano, pero no contabais con que el laguito cubriese más de lo habitual por las últimas lluvias caídas. Encima nosotras nos bañamos desnudas y flotamos boca arriba en la superficie para poneros cachondos. Y vosotros, desde la orilla, como no sabíais nadar, ni os mojasteis ni mojasteis.

-No recuerdo…

-Y tú, Canito, con ese miedo al agua, ¿pretendes decirme que has sido vigilante de playa en Malibú durante diez años?

Al decir esto, Trini empujó al aludido a la piscina. El caído chapoteó y braceó desordenadamente, como hacen los que están en peligro de ahogo.

Uno de los rubitos se tiró a rescatarlo y lo sacó fuera del agua.

-Macarena, anótame a ese cachas como seleccionado –dijo la directora señalando al joven rescatista-. Y borra de la lista al caradura de Canito.