UN NEGOCIO PRIVADO
La historia de los primeros satélites lanzados por
el hombre para orbitar la Tierra y recabar informaciones diversas, se remonta
tan lejos, a los años 50 del siglo pasado, que podríamos decir que es parte de
la Prehistoria de la Astronomía moderna.
La cifra impresiona. Tenemos ahí arriba más de 100.000
artilugios grabando, sacando fotos, haciendo de enlace para telecomunicaciones,
realizando estudios del espacio exterior cercano.
Lo que empezó siendo un pulso entre las dos grandes
potencias, la antigua URSS y Estados Unidos, pronto se convirtió en un reto a
muchas manos con la incorporación de otros países: China, India, Irán, Japón,
la Unión Europea…
Y ahora la carrera continúa teniendo como
protagonistas a las empresas privadas, que son las que costean la entrada en
acción de los nuevos satélites, de costes reducidos y vida, en ocasiones, más
limitada. La rentabilidad ante todo.
Las comunicaciones son la estrella de este nuevo
mundo de informaciones instantáneas. También está la vigilancia y la
observación, por motivos varios, muchos de ellos relacionado con la prevención
de catástrofes.
Y si alguien está pensando en que tenemos 100.000
grandes hermanos vigilando allí arriba, tan solo decirle que ojalá solo fueran
esos 100.000. A la hora de echarnos un ojo no hay que olvidar el material que
aportan los drones. No tenemos escapatoria.
https://www.enriquedans.com/2024/02/observados-desde-el-cielo.html
BASURA
Evidentemente, tanto cachivache circulando
alrededor de la Tierra termina produciendo chatarra que orbita de forma
peligrosa en ese tráfico intenso de satélites y sondas.
Las piezas a veces son de tamaños muy reducidos y
no menos peligrosas. Ya hay en marcha proyectos para poder eliminarlas de forma
efectiva.