Si hay algo que funciona con eficacia infalible es la organización de la naturaleza. No sólo me refiero a la naturaleza como medio, sino a lo que apunta la definición de la RAE: Conjunto de todo lo que existe y que está determinado y armonizado en sus propias leyes.
Una de esas leyes posibilita el
funcionamiento del cerebro a través de la sinapsis, la forma en que fluye la información
entre nuestras neuronas.
Una de las variantes habituales de esa sinapsis es la utilización de elementos físicos, concretamente agua y sales minerales.
Pues bien, científicos de la Universidad de Utrecht
llevan un tiempo trabajando en sinapsis artificiales en ordenadores, utilizando
micro dispositivos con agua y sal que imitan el funcionamiento del cerebro
humano.
Pretenden demostrar que la eficiencia y la
perfección de un ordenador mejorarían notablemente si se replicara esa
metodología del cerebro humano.
El tema es apasionante, pero, como dicen los
propios investigadores, estamos todavía en una fase muy temprana de estas
aplicaciones. El horizonte y las repercusiones las tenemos ahí mismo, a la vuelta
de la esquina.