23/08/2024

EL RELATO DE AGOSTO. TRINITORUM 4.

 

CAMBIO DE ENCUADRE                                                                              CARLOS BORT

Enrique era un hombre de buenas intenciones, pero su vida laboral parecía estar destinada al fracaso. Su primer empleo fue como camarero en un restaurante. Al principio todo iba bien, pero su torpeza jugó en su contra. Derramó una sopa muy caliente sobre un cliente y al día siguiente lo despidieron.

 

Decidido a no rendirse, Enrique consiguió un trabajo en una tienda de electrónica. Sin embargo, confundía las especificaciones de los productos y no entendía bien el funcionamiento de los aparatos. Un día, vendió un monitor de ordenador diciendo que era un televisor 4K. Las quejas de los clientes se acumularon y pronto fue despedido de nuevo.

 

Después, decidió probar suerte como jardinero. Parecía sencillo, pero su inexperiencia en el manejo de herramientas lo llevó a cortar sin querer el cable de la antena de la casa de un cliente. Lo despidieron ese mismo día, mientras el dueño arreglaba el desastre.

 

Finalmente, Enrique consiguió un empleo como secretario en una oficina. Su desorganización natural hizo que perdiera documentos importantes y agendara reuniones a horas equivocadas. Después de varias equivocaciones, fue despedido una vez más.

 

Enrique se dio cuenta de que quizás necesitaba reflexionar y encontrar algo que realmente supiera hacer.

 

En una película que había visto recientemente repetían la frase "hay que pensar a lo grande", lo que le hizo pensar que igual sus fracasos se debían a falta de ambición.

 

Así que Enrique, decidido a triunfar como fuera, preparó un currículum de Director General de Hotel, con amplia experiencia en establecimientos internacionales de lujo, dominio de varios idiomas y estudios específicos en Gerencia Hostelera.

 

Envió ese currículum a decenas de hoteles de lujo de toda Europa, incluyendo algunos que estaban en proyecto, que localizó en una aplicación del sector hostelero.

 

La primera llamada que recibió fue de un nuevo hotel de alta gama que pronto iba a abrirse en un paraje natural espectacular de Finlandia.

 

La propietaria, Trinidad, era española y le citó para una entrevista 48 horas después.

 

Durante el viaje, había estado pensando que tal vez su currículum estaba demasiado engordado...

 

Pero al llegar a la puerta del hotel Trinitorum, Enrique apartó de su mente todos los pensamientos negativos y tocó el timbre con firmeza.