Para que un invento sea clave en el motor del desarrollo económico no es necesario que su configuración esté llena de
mecanismos sofisticados y complicados de entender.
Ese es el caso de los contenedores de
transporte. Los tenemos gracias al empeño de un empresario norteamericano
McLean, en los años 50 del siglo pasado.
Este hombre es el típico ejemplo de superación en los negocios. Empezó su imperio de transportista con un camión y terminó con una auténtica flota. Y luego le llegó la idea de abaratar los trabajos de carga y descarga de los barcos, camiones y trenes.
No solo se disminuían costes, también se
ganaba muchísimo tiempo y todo eso repercutía en un transporte de mercancías más
eficiente.
Como todos los inventos, tuvo un fuerte
rechazo al principio, con empresarios y sindicatos en contra, pero él supo
buscarse el socio adecuado, el más generalistas, el ejército.
Aquí os dejo un buen artículo de la BBC
sobre el “viaje” del contenedor hasta
hacerse indispensable en el comercio actual.
Y también os pongo la dirección de un vídeo
que ya está colgado en nuestro Canal de YouTube y es de producción propia, casi
nada.
Sin duda Mr. McLean, fue un gran emprendedor, y por el apellido supongo que de origen irlandés. Gente así hizo grande a América. Celebro saber de su existencia, de la que no tenía ni idea.
ResponderEliminarMuy interesante el invento y el uso del contenedor, pero solo para el transporte de mercancías. Me ha recordado la película Nowhere, donde una mujer embarazada huye dentro de un contenedor. Es angustioso.
ResponderEliminarEs un invento basado en la organización del espacio en el trasporte, que como todos los grandes inventos parece sencillo de ocurrírsele a alguien, pero que hay que hacerlo, como se dice.
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