17/08/2024

EL RELATO DE AGOSTO. TRINITORUM 3.

 

TODO FUE POR UN CHISPAZO                                                                                 ARACELI DEL PICO

   Leo el anuncio de la construcción y posterior apertura del Hotel Trinitorun en un lugar escondido de Finlandia y me entra una inquietud peligrosa. Se va a construir próximo al Lago Inari, en el N. , y ya cerca de Noruega. Adoro esa región. Ahora vivo como un paria, sin una chapa en el bolsillo y rascando de aquí y de allá, para mal comer y echarme al coleto algún que otro trago, que eso es siempre muy reconfortante. Vamos en mi caso necesario.

   Y para la construcción del TRINITORUM, que tal como lo pintan, va a ser la leche, precisan todo tipo de mano de obra selecta. Creo que la mía podría encajar. Soy electricista. Malo. Pero qué coño, engordo el currículum, que es lo que hacen el noventa y cinco por ciento de los mortales y si me aceptan me paso una temporada al fresco. Seguro que a los currantes nos alojan en una cabaña cerca del lago, con sauna, como no puede ser de otra manera y así salgo de este letargo mísero que arrastro desde hace dos años.

   La sola idea de entrar en la sauna, acariciar mi cuerpo con el plumero de alerce, para abrir los poros y luego al lago helado, me pone alas.

   No he nacido en noble cuna, pero si en una casa de posición desahogada, donde tuve cuanto quise y más. Hijo único y según fui reconociendo mi cuerpo, me supe guaperas. Lo exploté a todos los efectos; con la familia, amigos y con todas aquellas chicas que nada más acariciar con mi mano su mejilla, sabía que podía seguir acariciando cualquier parte de su anatomía.

   Me han mandado a pulirme a los mejores colegios. He ido. Pero lo único que me he pulido, ha sido buena parte de los ahorros de mis padres. Y ya arrastrando veinticuatro años de esta inútil vida, D. Ernesto, mi progenitor ha tomado conciencia del hecho del zángano que estaba engordando y me ha cortado el grifo, sin dejar caer ni una gota.

  Ya en casa, entablamos la irremediable conversación:

-          Mira Iván. He hecho todo cuanto he podido, para hacer de ti una persona respetable. Ya sabes que yo desde los catorce años he trabajado y todo  cuanto aquí tenemos lo debemos a mi esfuerzo y a la buena organización de tu madre. Y no voy a consentir que lo queda, que ya no es mucho, lo dilapides sin más.

-          Lo entiendo papá.

-          Ah si? Pues mira que bien. Piensa en un oficio que te guste. Te llevo a un taller que lo puedas desarrollar. Y con el primer sueldo que ganes, empieza tu independencia. En Navidad la casa de tus padres, siempre estará abierta para ti. Entendido?

-          Cristalino.

-          Perfecto. Y tienes idea de lo que quieres ser?

-          No lo tengo claro. Pero creo que podría ser electricista, como el tío Amancio.

-          Hablaré con él. Pero puedes estar seguro que no aceptaré ningún favoritismo por su parte. Ni creo que me lo ofrezca.

 

   Y claro que he aprendido el oficio. Rodeado de cables, malos modos y sintiéndome un ser fuera de lugar. Si voy al pub habitual, con sorna me llaman “el chispa”. En el taller de mi tío “el señoritingo” .  Y encima tras el aprendizaje habitual, en mi caso básico, pero que muy básico, no hay trabajo que me dure más de un mes.

   Así que cuando he leído la solicitud de empleo para el Hotel en Finlandia, se me ha encendido la bombilla y recordando el viaje que en mis buenos tiempos hice allí, mandé un buen currículum, que me ha hecho uno de los pocos amiguetes que me quedan. Yo no doy “pa” tanto. Y me han aceptado.

   Nada más llegar, hablo con Doña Trini. Es la propietaria de lo que va a ser  esa virguería de hotel. Siento que su mirada un tanto golosona se fija en mí. No me equivoco, yo en estas cosas tengo experiencia. La mía cargada de almíbar, no se aparta de la suya.

   Me presenta al capataz, mientras le dice.

-          Cuida bien del muchacho, parece que tiene madera… (de intuición va regularcilla)

 

   El capataz reparte el curro y manos a la obra. Tengo subidón. Me desenvuelvo bien, mejor de lo que creía. Esto va a ser un camino “trillao” Y en esas estoy, pensando en el salmón que va a ir al coleto, el licor fuerte y reconfortante que aquí destilan, y en la Trini que representa el postre del día y que me ha puesto ojitos… Mis habilidades salen a flote, mezclo un polo positivo, con el negativo equivocado y el chispazo que recibe “el chispa”, le deja paralizado el brazo derecho, negro como mi suerte.

   Con el izquierdo trato de arreglar el desastre y aquí la cosa se complica. La descarga general ha hecho el resto.

   Pero no debo haber sido tan mal bicho. San Pedro me ha puesto una secretarí@, creo que es un querubín, precioso, y como he llegado manquito, os está relatando mi historia.


 

4 comentarios:

  1. Un hotel situado en un entorno idílico, que en este relato no llega a a buen término. Un electricista pegado de si mismo y poco profesional se encarga del fracaso del Trinitorum. Araceli nos lo cuenta con gracia y chispa.

    ResponderEliminar
  2. Escrito en primera persona con la frescura que otorga la narración en un tono pícaro y sincero, este relato nos hace sonreír con tan solo imaginar al personaje retratado con gracia y desparpajo. Que al fin y al cabo no sale tan mal parado como la propietaria del hotel que no acierta con la selección de su personal.

    ResponderEliminar
  3. Lenguaje familiar, casi de jerga, en el narrador en primera persona para contarnos la historia de un pícaro que sale trasquilado de su engaño. Muy bueno Araceli.

    ResponderEliminar
  4. Es un relato gracioso, con este caradura que siempre había vivido del cuento y que ahora pretendía hacerlo, a cuerpo de rey, como electricista, en un hotel de lujo. Araceli ha hecho un buen trabajo, aunque yo creo que Iván debería haber ido al infierno en lugar del cielo.

    ResponderEliminar