29/08/2024

EL RELATO DE AGOSTO. TRINITORUM 6.

 

EL RECEPCIONISTA                                                                                        JUAN SANTOS

Hace menos de un mes que se abrió el hotel Trinitorum y la Trini está para salir loca. Su hermano Miguel no estuvo fino a la hora de seleccionar al personal y después de invertir una fortuna, siente que se va al garete el sueño de su vida. Si al menos tuviera un buen recepcionista, quizá estaría a tiempo de enderezar la marcha del negocio. Lo malo es que entre los pagos a proveedores y la estafas que le han hecho los empleados se ha quedado sin un euro. Necesita una inyección de dinero para seguir con su ansiado proyecto. Los bancos no le dan ni un céntimo y la ruina es inminente.  Por las noches sueña con su sobrino y le reprocha su poca generosidad. Los tres millones de la herencia se le han quedado cortos, debería haberle dejado por lo menos otros tantos. ¿Para qué quieren sus padres tantísimo dinero?

 

Por eso, la semana pasada, envió a Miguel a España para para entrevistarse con los padres de su sobrino. Ellos podrían dejarle el dinero que necesita, lógicamente formando parte de la sociedad y, de paso, traerse un recepcionista de confianza.

 

Al llegar a Madrid, fue directo a la papelería. Allí estaba el matrimonio, trabajando como siempre. A Miguel no le entraba en su cabeza que, siendo tan ricos, llevaran una vida tan austera.

 

Al verlos, no sabía cómo entrarles.

Buenos días, me manda la Trini.

El matrimonio puso cara de asco. Pues nunca estuvieron de acuerdo con que su hijo le dejara a la fresca de Trini, parte de su fortuna.

Buenos días, Miguel ―respondió la pareja, al unísono.

―Verán... Voy a ir al grano. El dinero que recibió la Trini de la herencia lo ha invertido en Finlandia, en la reforma de un viejo casoplón para convertirlo en un hotel de lujo. Me gustaría que lo vieran. Es un hotel fantástico, junto un lago. Ha quedado precioso y está funcionando a las mil maravillas. Pensando en la voluntad de vuestro hijo, que siempre quiso lo mejor para vosotros, es deseo de la Trini, que forméis parte del negocio y podáis participar de los excelentes beneficios que está dando. El dinero guardado en el banco no sirve para nada. Entendemos que, a vuestra edad, no os apetezca hacer viajes largos, ni afrontar riesgos innecesarios, pero debéis confiar en ella. Sólo tenéis que aportar tres millones de euros y el negocio será también vuestro, al cincuenta por ciento. Todos los meses recibiréis importantes sumas. Es una buena inversión que no podéis desaprovechar. Me ha pedido, que vosotros mismos, elijáis un recepcionista de confianza que os tenga al corriente de todos los movimientos y la buena marcha del hotel.

 

―Vale, déjanos unos días para pensarlo, lo estás poniendo muy bonito y necesitamos meditar.

Como ninguno de los dos es tonto, la oferta les olía mal. No obstante, se pusieron a buscar un recepcionista, según les propuso Miguel.

 

Benjamín fue el elegido. Un viejo amigo, cliente de la papelería. Ronda los cuarenta años, es moreno, guapo y bien plantado. Viste con impecables trajes a medida, alternando los grises de raya diplomática, con otros de colores lisos de máxima elegancia. Pocos saben la destreza de este hombre en conseguir dinero fácil. Nadie imagina que los últimos diez años los ha pasado preso por falsificar billetes de cincuenta euros. Los dueños de la papelería sí lo saben, porque a través de su establecimiento consiguió el papel y otros artilugios para su trabajo. Pero es un amigo y le guardan el secreto. Había llegado el momento de que Benjamín les devolviera el favor.

 

A Miguel le agradó la presencia del futuro recepcionista, no consideró necesario pedirle currículum. Con una somera entrevista lo dio por bueno.

 

―Ahora tenéis que darme la pasta para incluiros en la sociedad ―les dijo Miguel.

―Dile a la Trini, que el dinero lo tiene seguro, pero antes queremos que Benjamín vea aquello y nos dé el visto bueno. Entonces haremos la transferencia.

―Me parece lógico ―respondió Miguel, tocándose la barbilla.

Durante el viaje de regreso a Finlandia, Miguel intentó preparar a Benjamín, haciéndole ver que el hotel tenía algunas carencias y que él se volvería a Madrid, de inmediato, porque no congeniaba con su hermana.

―No te preocupes, es normal. A muchos negocios, les cuesta arrancar. Pero yo soy un profesional y con mi gestión lo haremos funcionar. Cobraré un buen sueldo, pero haré más ricos a la Trini y a mis amigos de la papelería.

Han pasado dos semanas y Benjamín está radiante en la recepción. A pesar de los desorbitados precios de las habitaciones, el hotel tiene overbooking casi todos los días. Aun así, la Trini está un poco mosqueada y hoy se ha reunido con él.

¿No crees que ya es hora de que me envíen los tres millones y que formalicemos la nueva sociedad?

―Tranquila. Trini, los tengo al corriente. En unos días, lo recibirás.

― Otra cosa, Benjamín… ¿Dónde está el dinero que le cobras a los clientes, cada día? En mi cuenta del banco no veo nada y en la caja fuerte no hay ni un euro. Esto es insostenible, si no entra dinero, los proveedores me comen. Ya no sé dónde esconderme.

―Te he dicho, varias veces, que todos los clientes vienen contratados por agencia. Sabes que las agencias tardan meses en pagar.

―No me fastidies, Benjamín. Aquí pasa algo raro. ¿Qué chanchullos tienes entre manos?

―Está bien. Te diré la verdad.

Después de comprobar el mal uso que le has dado a la herencia de tu sobrino, que en paz descanse, estoy haciendo lo que a él le gustaría. Y es enviar todo el dinero que recaudo a sus padres adoptivos. Ellos lo merecen más que tú. Ah, y olvídate de los tres millones que esperas.

―Eres un hijo de puta. Tú también me has engañado, canalla.

―Y tú, una ilusa. Aquí te quedas con tu ruina, Trini. Mi trabajo ha terminado.

 

Este último varapalo, ha puesto la puntilla a la pobre Trini. El mundo se le ha venido encima. Adiós a tantas ilusiones. Adiós a su White Lotus particular. Siente que su sobrino la está viendo. Por eso, ha aprovechado la penumbra de la noche, para salir por patas del hotel.

4 comentarios:

  1. Otro empleado ruinoso, un hotel que empezó mal y acabará en la ruina total, quizá alguien lo enderece. Bien narrado Juan.

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  2. Interesante y buen desarrollo el que describe Juan Santos de este nuevo personaje que queda retratado dentro del círculo del engaño en el que se desenvuelven todos los componentes de esta ruinosa empresa.

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  3. Otro candidato que le sale rana a la Trini. Esta vez un recepcionista que buscaba resarcir una cuenta pendiente. Bien estructurado, Juan,

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  4. Si algo le faltaba al proyecto de la Trini, era un lío de pasta con tanto elemento en el juego. Contundente relato para esta crónica de un fracaso que se veía venir. Bien por Juan.

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